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Muro de los Lamentos

Jerusalén

El Muro de los lamentos es el lugar más sagrado para los judíos. Como Jesús lo profetizó antes de su crucifixión, el templo sería destruido y no quedaría rastro de él. Lo que actualmente se considera santo, es el muro oriental que resguardaba la explanada del templo, no el templo en sí.
De acuerdo a la historia, el primer templo construido por Salomón contenía los objetos más santos para el pueblo de Israel: el Arca de la Alianza con las tablas de la Ley (los diez mandamientos),  el candelabro de los siete brazos, la medida de maná, la serpiente de bronce y la vara de Aarón.
Habiendo pasado el cautiverio Esdras y Nehemías volvieron a Israel y sin ayuda externa edificaron de nuevo el templo, solo que esta vez, sin la misma majestuosidad material del primero. En el año 17 a.C el rey Herodes, embelleció y amplió ese mismo templo por lo que irónicamente fue llamado ‘El Templo de Herodes’.
Estuvo en pie unos 500 años hasta que fue destruido por el Rey Nabucodonosor durante la conquista de Babilonia.
Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios! Y Jesús le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Lo anterior fue cumplido en el año 66 d.C cuando en lo que históricamente se conoce como La Revuelta Judía, el pueblo se sublevó contra el imperio romano que los tenía sometidos y en escarmiento derribaron su amado y venerado templo.
Durante la ocupación árabe (de 1948 a 1967) les fue prohibido acceder al Muro y fue hasta la liberación de Jerusalén cuando retomaron su ciudad y pudieron liberar su lugar más sagrado de oración.
Se dice que el emperador Tito permitió que quedara ese muro como recordatorio para los rebeldes, aunque ellos lo tomaron como analogía de los padecimientos de su pueblo y  de su eterno pacto con Dios.
Cabe destacar que el muro es en realidad más largo y amplio de lo que se puede visitar, sin embargo, los árabes construyeron sobre ese terreno lo que actualmente es  “La Explanada de las Mezquitas”, obstaculizando el acceso a los lugares más santos y representativos de la cultura hebrea.
Incluso, en esos años también lo utilizaron como basurero para avergonzar y ridiculizar a los judíos.
Actualmente recibe millones de visitas al año y los judíos acuden a orar tres veces al día, rogando a Dios que se construya un tercer templo.

Testimonios

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